POR EL RESPETO EN LA PROPIEDAD HORIZONTAL
domingo, 31 de mayo de 2020
"La violencia crea más problemas sociales que los que resuelve". Aunque Martin Luther King es de sobra conocido por su lucha racial, su frase se puede aplicar a cualquier tipo de violencia.
Con-vivir en copropiedad, condominio o propiedad horizontal, es vivir en compañía de otro u otros, ¡muy simple y claro! El ser humano es un ser social; ninguna persona vive absolutamente aislada del resto, ni existen personas de primera o segunda clase. Nuestro legislador así lo dejó plasmado en ley 675 de 2001, al señalar que el respeto a la dignidad humana y la solidaridad social son principios orientadores, que se hacen imprescindibles para que la convivencia armónica sea posible en la propiedad horizontal.
Hemos recibido con estupor y rechazo varios episodios dados a conocer en redes sociales, y medios de comunicación, el primero de ellos el denunciado por la administradora del conjunto Mirador de Santa Fe, quien con su rostro ensangrentado y en medio lágrimas, denuncia que fue víctima de agresión física y verbal por parte del presidente del consejo de administración, en una aparente controversia por el cambio de unas lámparas.
En otros casos, se ha denunciado el mal manejo que algunos administradores y consejos de administración han dado a los residentes contagiados por COVID 19, en los que en una franca discriminación, les han impedido el ingreso de personal asistencial, domicilios, y medicinas, incluso les han obligado a mantener, por semanas, sus basuras y desechos dentro de la vivienda; haciendo de público conocimiento, al interior de la comunidad, su situación médica, sometiéndolos al escarnio público y en una evidente violación de las normas de protección de datos personales.
Y que decir de la agresión violenta que sufriera un guarda de seguridad, a manos de un residente, menor de edad, que por impedirle el ingreso de visitas, como lo ordenó la administración, terminó con toda suerte de lesiones físicas en su rostro. Cierra la lista de casos conocidos, con el de Edy Fonseca, la vigilante que salió enferma y en ambulancia, y que fuera despedida de su trabajo, tras denunciar las inhumanas condiciones en que permaneció encerrada, durante un mes, por orden del presidente del consejo y la administradora de un edificio ubicado en el exclusivo sector de Los Rosales, en el norte de Bogotá, en un típico caso de esclavitud moderna.
Por su puesto que existen diferentes tipos de violencia, pero ninguno de ellos es justificable, todos los actores en la propiedad horizontal son importantes, propietarios, tenedores, trabajadores, contratistas, etc, por lo que se hace evidente, la necesidad de reglamentar cómo vivir y cómo debe funcionar adecuadamente esta pequeña comunidad, desde que nacemos, vivimos en familia y en sociedad, y nos han enseñado que debemos respetar ciertas reglas o leyes impuestas para que esta convivencia no se convierta en algo inalcanzable, donde cada quien hace lo que quiere, pues no sería entonces convivir, sino sobrevivir.
En una copropiedad o condominio, no todos pueden mandar ni hacer lo que se les venga en gana, de ahí que la ley 675 haya delimitado los roles de los órganos de administración (art. 36) será la asamblea la que apruebe las políticas, presupuestos y proyectos, la administración la encargada de los actos de representación, ejecución, conservación y recaudo, el consejo la coordinación y control de procesos administrativos; y de otro lado el comité de convivencia será el llamado a buscar los acuerdos en pro de la armonía dentro de la copropiedad.
No todo vale, no se puede permitir ni las transgresiones ni los irrespetos, siempre será necesario recordar que “el respeto al derecho ajeno es la paz” lamentablemente, muchas veces esta regla no se cumple, los niveles de intolerancia y abusos son abrumadores. No olvidemos que un papel preponderante en esta tarea de construir comunidad, es el respeto a las reglas, normas, leyes y autoridades.
Estos momentos de pandemia debe servirnos para reflexionar que las estrategias de supervivencia necesariamente pasan por comprender que el apoyo y el cuidado mutuo son esenciales, y cobran un relieve importante algunos valores cívicos primordiales, entre ellos la Solidaridad, para superar nuestros instintos más primitivos para adoptar una actitud empática y saber ponernos en el lugar de los demás. "La solidaridad implica fraternidad, empatía y comprensión, la Compasión, esa fraternidad y altruismo no deben quedar tan solo en palabras o buenas intenciones, la Reciprocidad, como exigente preocupación fraterna por el ser humano y su dignidad. La pandemia urge a repensarnos y a saber —como lo expresó en su momento Gandhi—, que "el cambio que deseamos ver en el mundo debemos realizarlo nosotros mismos", y no menos importante el Respeto y el diálogo necesarios en las relaciones de convivencia; no es admisible en ninguna circunstancia ejercer coacción, intimidación o violencia ya sea física, psicológica o sexual, contra nadie y particularmente, contra mujeres, niños y niñas.
La responsabilidad es de todos, debemos ponernos en el lugar del otro, de ser conscientes y considerados con otras personas, pues la tolerancia, respeto y consideración trabaja en dos vías, y un espacio propicio para enseñar estos valores es la copropiedad o condominio, Y para terminar, comparto esta frase tan conocida y cierta: “Mi libertad termina, donde empieza la de los demás”.
JORGE ORLANDO LEÓN FORERO
Abogado, especialista en derecho Civil y Comercial
Tratadista, investigador y conferencista en temas de Propiedad Horizontal.
Director de la Fundación Colombiana de Derecho